sábado, 9 de abril de 2016

Recetarios para pequeños burgueses

Hace días me invitaron a casa de un amigo en algún lugar de Río Churubusco,la soltería le permite darse unos pequeños y hasta caros placeres que un ciudadano promedio no podría costear con los sueldos casi miserables que se reciben por estos lados, lo que me sorprendió de primera mano fue su sala tan pulcra y la mesa tan bien alineada, nada de restos de basura de empaques de unicel, ni latas de coca en el cesto de la basura. La sala de un estilo más bien gótico, con incrustaciones metálicas en las líneas superpuestas de los costados y de piel color vino oscura daba la impresión de un montaje bien planeado, las lámparas estilo no sé qué, tal vez tepiteña-Clásica, iluminaban el lugar y ponían al invitado en alerta sobre lo cerrado y tétrico del departamento,en milisegundos,me dí cuenta de que la ventana no daba a ninguna parte y que el marco estaba totalmente plano,sin vidrio con una cortina de seda y con una sobrecortina de bambú más bien desgastada.

Renato me invitó a tomar asiento y me ofreció un vino chileno ¨muy caro¨ un Petit Verdot dijo mientras limpiaba la copa con un paño blanco. Puso un disco de Moenia y se fue a su recamara a ponerse cómodo supongo, es aquí cuando debo aclarar que yo estaba ahí solo para probar la tan renombrada pasta con trufas que hizo famoso a Renato entre el selecto grupete que frecuenta.

La cocina no la voy a describir tan puntualmente porque era una típica cocina de departamento de soltero, la estufa, la campana tan normales y hasta simples, unos cajones yuxtapuestos y un fregadero con registro para agua fría y caliente,un aparador para platos y un escurridor de cubiertos, también un mixer y una sanduchera y un cajón con llave.

Después de buscar en su bolsa,sacó una diminuta llave y abrió el cajón que parecía un cofre del tesoro,y no era para menos,ahí guardaba sus latas de anchoas del mediterráneo,pimienta de cayena, sal gruesa del mar muerto,cebada de Etiopia y un poco de canela de Ceilán, también una lata de aceite de oliva extra virgen australiano.

Lo que no terminé de entender fueron los tuppers con frijoles negros y una ración de chicharrón en salsa verde que encontré en el refrigerador,bien ocultos detrás del queso parmesano y de la chistorra argentina, los descubrí por casualidad cuando buscaba las aceitunas negras.

Ya está lista la cena!!! me dijo con una sonrisa, y obvié el proceso de su preparación porque me pareció tan trivial que llevaba más trabajo preparar un café de olla. Probé tres bocados y me llevé la copa a la boca y sin pensarlo, en ese momento frágil y delicado y por la cortesía que se merecía,le dije: "Deberías escribir un blog sobre cocina,se te da muy bien".






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