“Y volveré como ladrón
de noche a robarme tus miasmas” Roberto Luna Pietro, el trovador del Lavadero.
El hilo delicado que unía sus almas estaba hecho de un
material parecido a la sopa maruchan, no era difícil sospechar o intuir que
esos dos, más que amigos eran almas gemelas, una especie de emparedado de crema de cacahuate
con mucha crema de cacahuate, eso sí, ambos tenían por igual, algo que no los
distinguía ni los relacionaba, ni siquiera los ubicaba en un plano real, algo
que de ser apenas perceptible, pasó a ser algo imposible de ocultar, y es que claro, ellos eran una lombriz de
tierra y una gallina criolla.
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